De ahí surgió el imperativo de organizarse y de contar no solo con una red de entusiastas sino además de un lugar de encuentro. El Southeastern Filmmakers de Augusta (SEFM), grupo que se ha venido reuniendo desde hace varios años, finalmente ha logrado aglutinar todos esos elementos bajo un techo en el 600 de Broad Street en el centro de la ciudad.
Bajo la dirección de SEFM, productores de cine, sonidistas, camarógrafos, especialistas en luminotecnia, coreógrafos, escenografía, maquillaje y todo el universo de profesionales requeridos para rodar una película, contarán con un centro fílmico.
SEFM es claro al apuntar que no produce ni promociona producción de películas. No obstante, toda persona interesada en el universo cinematográfico podrá contar con los recursos proveídos en el centro.
El lugar ha sido facilitado con un aporte de Starbucks y de la municipalidad de Augusta y una entidad fundada por el ex alcalde Deke Copenhaver. Por el momento no se pide cuota de afiliación a la organización, sin embargo, se aceptan donaciones.
Cabe destacar que para realizar una producción fílmica se requiere no solo de artistas y de profesionales en todos los niveles sino además de extras, por lo que prácticamente la ciudad entera está involucrada en el proyecto.
Para más detalles dirigirse a: www.southeasternfilmmakers.com o visitar en persona el sitio ubicado en la 600 de Broad Street y 6th Street.
Paranoia Policial
Uno de los aspectos que la organización deberá llegar a algún tipo de acuerdo con las autoridades del orden será la seguridad para los productores.
En junio del 2013 un camarógrafo independiente, Matthew Haley, fue arrestado durante una filmación relacionada con su trabajo por efectivos policiales del condado de Richmond, según reportes de la época.
Ese mes, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, en el caso Salinas vs. Texas, con 5 votos a favor y 4 en contra, decidió que el silencio a la pregunta de los agentes del orden es señal de delito.
Imagínense varios camarógrafos filmando oficinas públicas, para una película, arrestados por no tener tiempo para responder sus actividades a los oficiales de seguridad o sencillamente porque el trabajo requiere discreción para que la competencia no se entere.
Uno de los aspectos que la organización deberá llegar a algún tipo de acuerdo con las autoridades del orden será la seguridad para los productores.
En junio del 2013 un camarógrafo independiente, Matthew Haley, fue arrestado durante una filmación relacionada con su trabajo por efectivos policiales del condado de Richmond, según reportes de la época.
Ese mes, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, en el caso Salinas vs. Texas, con 5 votos a favor y 4 en contra, decidió que el silencio a la pregunta de los agentes del orden es señal de delito.
Imagínense varios camarógrafos filmando oficinas públicas, para una película, arrestados por no tener tiempo para responder sus actividades a los oficiales de seguridad o sencillamente porque el trabajo requiere discreción para que la competencia no se entere.
Visión de ARC
Conforme a lo indicado por Brad Owens, Starbucks no tenía la obligación de donar $200 mil dólares para ayudar con el proyecto de Augusta Regional Collaboration (ARC), la entidad creada por Copenhaver. Y tampoco lo comuna estaba obligada a ubicar recursos por $100 mil dólares, pero tanto Starbucks como los comisionados entendieron la visión que el ARC tiene con respecto al futuro del condado de Richmond, de acuerdo a lo expresado por Owens.
Starbucks ha obtenido, como cualquier industria que quiera instalarse en Augusta, subsidios impositivos. Vale decir, los contribuyentes del condado dejan de recibir impuestos que la firma debiera aportar y en contrapartida, los contribuyentes de Richmond no reciben servicios por el impuesto que abonan.
Al mismo tiempo, ARC recibe dinero de los contribuyentes para impulsar su objetivo, entre otros, que no suban los impuestos mientras aboga por la ciudad en materia de desarrollo urbano e incubador de emprendimientos culturales y de negocios.
Lost in Translation
De ahí que cuando se le consultó a Owens, quien es el presidente de Southeastern Filmmakers por Augusta, cuáles serían los criterios para utilizar el sitio en la 600 de Broad Street, se ha generado un pequeño malentendido.
Dado que el local es una realización mediante el aporte de los contribuyentes del condado de Richmond, se entendió que los productores locales de cine y artistas irían a utilizar el establecimiento gratuitamente. Owens ha respondido que la cosa no va por ahí y que si alguien está interesado en hacer uso del local deberá ser analizado por Southeastern Filmmakers.
En el futuro se estudiará la posibilidad de rentar alguna sección del edificio para actividades personales de los artistas, pero por el momento no está habilitado para esa intención, aclaró Owens. Primariamente el sitio está designado para reuniones, actividades sociales, exposiciones de obras y centro de informaciones, conforme a lo explicado.
Vale decir, los contribuyentes de Richmond han hecho posible que ARC pueda llevar a cabo sus planes, Southeastern Filmmakers y otros grupos tendrán derecho a utilizar el sitio en 600 Broad Street, pero los contribuyentes en general no podrán hacer uso del local como le dé las ganas.
Quizá más adelante haya una mejor explicación sobre el particular.
Oscars 2015
Discurso de Alejandro González Iñárritu al recibir el Oscar por Mejor Película: "My fellow Mexicans, the ones who live in Mexico, I pray that we can find and build the government we deserve. And the ones that live in this country, who are part of the latest generation of immigrants in this country. I just pray that they can be treated with the same dignity and respect of the ones who came before and build this incredible, immigrant nation.”
Si bien es un honor importante el caso del director cinematográfico para la hispanidad en Estados Unidos, el hecho que sean pocos los latinos promocionados en el mundo del entretenimiento, es algo que los consumidores hispanos deberían tener en cuenta.
El insulto mayor se da cuando hispanos de alto calibre son ignorados, no solo en roles estelares sino además en comerciales publicitarios.
Por ejemplo utilizar una actriz británica para hacer el papel de una colombiana o que sea Kim Kardashian la modelo de una compañía de teléfonos celulares para el consumidor latino.
El caso de Catherine Zeta-Jones sería anecdótico de no ser por el hecho que en Hollywood, en el pasado, se pintaban a los personajes de la farándula de negro para ofrecer películas al mercado negro.
En caso que los productores de cine no sepan, varias mujeres latinas han ocupado el reinado de belleza, numerosos artistas hispanos siguen siendo premiados internacionalmente y agencias latinas de publicidad de altura, que conocen el mercado hispano, operan en Estados Unidos.
Pero mientras los consumidores hispanos no reaccionen ante estos atropellos al buen gusto se seguirá tomando del pelo a la comunidad hispanohablante en los Estados Unidos.
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