Justo antes de que comience el nuevo año escolar, tenemos un examen sorpresa para los padres: ¿Qué haces cuando tu hijo/a trae malos grados a casa? A) Lo sermoneas B) Lo castigas sin actividades como deportes o clubes C) Creas en casa un ambiente que estimule el aprendizaje.
Si quieres que tu hijo/a de escuela media tenga éxito, debes optar por "C", ya que podría resultar en mayores logros en alfabetización y matemáticas en la escuela secundaria, según investigadores de la Universidad de Michigan.
Tomando un enfoque punitivo como dar un sermón a un niño, castigándolo o restringiendo sus actividades baja el rendimiento, un hallazgo que desafía la creencia generalizada de que las acciones duras de los padres conducen a un mayor rendimiento académico.
"Las estrategias de crianza punitivas probablemente son ineficaces para promover los logros cuando no abordan directamente el problema de fondo que está causando bajo rendimiento académico", dijo la principal autora del estudio, Sandra Tang, investigadora en el Departamento de Psicología de la U-M.
Cuando los hogares tienen ambientes que estimulan el aprendizaje, así como cálidas interacciones entre padres e hijos, los niños obtienen mejores resultados. Estas casas tienen padres que regularmente hablan con sus hijos, proporcionan libros y juguetes, y ofrecer más recursos y oportunidades para el aprendizaje.
Tang y la coautora del estudio, Pamela Davis Kean, profesora de psicología y de investigación en el Instituto de Investigación Social y el Centro de Crecimiento y Desarrollo Humano, examinaron cómo los padres responden al progreso académico de sus hijos y cómo afectó su trabajo escolar de cinco años después.
Los datos para este estudio provino del Panel Study of Income Dynamics, un estudio longitudinal de los resultados socioeconómicos y de salud de las familias estadounidenses. El estudio incluye los resultados de cerca de 500 niños de edades entre 11-13 y 16-18.
Los padres describieron su entorno familiar y respondieron a las preguntas acerca de cómo reaccionarían si el niño trajo a casa un reporte de calificaciones con grados inferiores a sus expectativas. Las respuestas fueron separadas en dos categorías: punitivas y proactivas.
El limitar actividades no escolares es útil si el bajo rendimiento académico es el resultado de que el niño no pase suficiente tiempo en el trabajo escolar, pero no tanto si el niño no entiende cómo resolver un problema de matemáticas, dicen los investigadores.
"Castigar y sermonear no proporciona al niño habilidades concretas o estrategias para mejorar sus calificaciones", dijo Davis Kean.
Las acciones disciplinarias punitivas son un reflejo de las estrategias de control y asertivas de poder que pueden ser problemáticos para los pre-adolescentes que están tratando de ser independientes, dicen los investigadores. Además, esta estrategia puede invocar sentimientos negativos acerca de la escuela.
Tang y Davis-Kean sugieren que los padres deben evaluar si el bajo rendimiento en la escuela es el resultado de un problema de aprendizaje y no un problema de conducta antes de decidir qué estrategia de crianza usar en respuesta al bajo rendimiento académico del niño.
Además, dicen, los profesores pueden proporcionar comentarios con los grados para que los padres puedan entender las razones detrás de la actuación del niño.
Los hallazgos aparecen en la edición actual de la revista Journal of Family Psychology: myumi.ch/L1pZZ
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